miércoles, 24 de febrero de 2016

Pesadilla

Como cada mañana salí del metro pero hoy con los pies mas pesados y el triple de peso en mi mochila. Las escaleras se me hicieron eternas y el descansillo hasta el semáforo pareció eterno.

Solía subir Concha Espina bastante rápido, porque el frío era incómodo y en clase no se estaba del todo mal: Se decían cosas interesantes (a veces), me reía de vez en cuando con algún/a compañer@ y para qué mentir, estaba ella. Y verla sonreír solía merecer la pena madrugar.

Me dispuse a subir hoy por esa misma calle, con la misma inclinación de siempre, el mismo frío de siempre y el mismo ritmo en sonando en el MP3. Aquel día, sin embargo, no subí rápido, porque el frío hoy no era tan incómodo y nada me motivaba a librarme de el. De repente esa cuesta se convirtieron en escaleras. Mecánicas. De las que bajan mientras intentas subir.

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